Josep Maria Bartomeu, como cantaba el popular payaso Fofó, ha salido de paseo (pipipi), y su coche ha entrado en una zona de curvas y baches. Con su credibilidad bajo mínimos y la afición del Barça indignada por la imagen del club tras un verano de espanto, el presidente pide árnica en sus visitas a los diarios deportivos de Barcelona. Su discurso no ilusiona ni es creíble, y la autocrítica es mínima. Está bien que diga que la institución quedó muy tocada el día que Neymar fichó por el PSG, pero calla las negligencias de su organigrama y sigue sin definir cuál es el modelo deportivo de la entidad. De oca a oca y tiro porque me toca.

A Bartomeu todavía se le espera en la sala de prensa del Camp Nou para que haga un balance de la pasada temporada. También debería evaluar públicamente los acontecimientos de los últimos meses y las consecuencias de un mercado que ha pasado factura al equipo y a la institución. Sin un relato consistente, el máximo dirigente sólo ha querido dar explicaciones al diario Sport y a Mundo Deportivo, medio afín que justifica todas sus tropelías con la misma disciplina que las fuerzas de Alarico seguían a los godos.

Los próximos días marcarán el futuro de Bartomeu. Agustí Benedito, candidato a la presidencia del Barça en las elecciones de 2010 y 2015, ha activado un voto de censura que puede sentenciar al presidente. No lo tendrá fácil Benedito, tras blindarse estatutariamente la actual junta directiva, pero Bartomeu desconfía de todo y de todos, empezando por sus vicepresidentes y continuando por sus ejecutivos. También sabe que su figura no es muy popular en el vestuario, por mucho que diga que la sintonía entre los futbolistas y la directiva es perfecta.


'Vamos de paseo' de Los Payasos de la Tele
 

Y Bartomeu, aunque le duela, está en deuda con Messi. Al astro argentino le prometió un equipo competitivo, de primer nivel, pero la plantilla se debilita año tras año. En el mercado no ha encontrado, ni podía hacerlo, un recambio del nivel de Neymar y temeraria es la apuesta de Vermaelen como cuarto central. La defensa tiene muchas grietas y nadie entiende el fichaje de Paulinho tras flirtear con Verratti. Soñar con la más bella tal vez no sea recomendable en los tiempos actuales, pero quedarse con la más fea tampoco es de recibo.

En tiempos convulsos, el estado de ánimo del barcelonismo y la supervivencia de Bartomeu dependen de la inspiración de Messi. El astro argentino lo tapa todo con su magia y más de uno tiene temblores tras leer que el presidente no descarta que su renovación se firme en diciembre. El 1 de enero de 2018 quedaría libre para negociar con cualquier club, pero Bartomeu proclama que la continuidad del '10' está totalmente atada. Su pena es que Leo sigue regateándole y el actual viaje no es demasiado placentero.

Vamos de paseo, pipipi.