Julio de 2015. Josep Maria Bartomeu gana las elecciones a la presidencia del Barça por goleada. Rentabiliza el triplete (Liga, Copa y Champions) y no comete errores en una campaña electoral que controla con suficiencia. Dos años después, el club vive en un estado de depresión similar al de épocas pasadas. Los máximos ejecutivos están bajo sospecha, el equipo es mucho más vulnerable y la entidad sigue inmersa en una espiral autodestructiva por culpa de varios procesos judiciales. La encarcelación de Sandro Rosell también penaliza a un Bartomeu que ha perdido la sonrisa y que se encomienda a Ernesto Valverde para rescatar la nave azulgrana. Mientras, el Madrid suma y sigue.

El barcelonismo está que trina y Laporta ha salido de los cuarteles de invierno para atizar a la junta directiva. El expresidente ni perdona ni olvida. Eufórico tras salir indemne de la acción de responsabilidad civil por su gestión como máximo responsable del club, el abogado barcelonés ha iniciado ya la campaña electoral y proclama que está dispuesto a todo. Sabe que se equivocó en las elecciones de 2015, pero también es consciente de que hubiera arrasado si aquellos comicios se hubieran celebrado seis meses antes, tras la derrota de Anoeta. Así es la montaña rusa barcelonista.

La depresión del Barça contrasta con la euforia del Real Madrid, campeón de Europa con mucha autoridad. En la final desactivó y aniquiló a una Juventus que se apagó tras el descanso. Por primera vez desde 2000, nadie cuestiona el modelo deportivo de Florentino Pérez. Con Zidane, discreto y glamouroso a partes iguales, y una plantilla con muchas estrellas le basta. El dinero no es un problema en el Bernabéu, donde nadie reclama ahora el fichaje de un director deportivo y todos presumen de ser el único club capaz de encadenar dos Champions.

Marco Asensio, el autor del último gol del Madrid, simboliza el cambio de ciclo en el fútbol europeo. El talentoso futbolista balear estuvo fichado por el Barça, pero el entonces director general (Antonio Rossich) no aceptó las condiciones de pago del Mallorca. Días después, Asensio fichó por el eterno rival, que ha potenciado su plantilla en la misma medida que se ha debilitado la del Barcelona. Siete de los últimos ocho fichajes del Barça han sido una broma de muy mal gusto.

Bartomeu, el mismo presidente que prometió que la excelencia del Barça estaba garantizada bajo su mandato, se ha convertido en el mejor aliado del Real Madrid. En el Bernabéu están encantados con él. El club azulgrana ha perdido poder en los altos organismos del fútbol y las secciones también se debilitan. Este año, el Barça cerrará la temporada sin un gran título europeo y con muchas urgencias. La renovación del equipo de Valverde será costosa y en la sección de baloncesto no sirve ni el utillero. En el actual equipo podría jugar un joven Bartomeu que hace muchos años vestía la camiseta blanquiazul del Espanyol.